miércoles, 7 de enero de 2015

Reserva Nacional de Paracas

El desierto se encuentra con el mar, ofreciendo un paisaje espectacular como es el caso de la Reserva Nacional de Paracas, la mayor área de la costa protegida del Perú, con imponentes acantilados que bordean las playas plagadas de vida silvestre.


La reserva es el hogar de más de 1.800 especies de plantas y animales, y proporciona un hábitat para las aves acuáticas residentes y migratorias, incluyendo flamencos, pingüinos de Humboldt, pelícanos, golondrinas de mar, etc. En ocasiones, se pueden ver cóndores volando en círculos, junto con los buitres de cabeza roja de aspecto feroz.
Las islas San Gallán y La Vieja, que se encuentran cerca de la costa, son los únicos lugares donde se encuentra el potoyunco que está en peligro de extinción. Los mamíferos marinos también abundan incluyendo leones marinos, focas, tortugas marinas, nutrias marinas, delfines y chingunos que también se encuentra en peligro de extinción.
La Catedral, es una formación rocosa creada por siglos de golpes de vientos y mareas del océano, aunque quedó muy dañada en el terremoto de 2007, todavía se puede apreciar a los chingunos.

El mirador del acantilado de Punta Arquillo permite observar a los lobos marinos en las rocas de abajo, que está repleto durante la temporada de apareamiento diciembre a marzo. Desafortunadamente, varias áreas de visualización se vieron afectados por el devastador terremoto.
La reserva tiene importancia arqueológica también. Detrás de el centro de visitantes, se encuentra la Necrópolis de Paracas, cementerio del pueblo de Paracas (700 aC), donde enterraron a sus muertos en elaborados fardos funerarios de textiles bordados de colores. Ellos son considerados los mejores ejemplos de textiles precolombinos en el país, aunque la mayoría se encuentra ahora en museos de Lima. Museo de Sitio Julio C. Tello, llamado así por el arqueólogo que descubrió las momias, contiene una pequeña exhibición de textiles, cerámicas y cráneos.

La bahía en frente del museo es el hogar de flamencos. Un sendero conduce a un mirador con una gran vista de las aves rojas y blancas que algunos opinan, inspiraron la bandera peruana.

Más allá del museo, un rastro de la carretera a Puerto San Martín lleva a la tres flancos El Candelabro, un 490 pies-(150 m-) alta geoglifo estampada en la ladera del desierto. Algunos dicen que fue una ayuda a la navegación, pero lo más probable es que sea un símbolo ritual Nazca.
El buceo y la natación son posibles en las playas pero ten cuidado hay rayas y medusas. El pequeño pueblo de Lagunillas comprende bonitas playas, junto con restaurantes que ofrecen la pesca del día.


El distintivo arena de color marrón rojizo de una playa cerca de Lagunillas

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